Después de los preparativos en el terreno del huerto y los
semilleros en las aulas llega, con el mes de mayo, el momento de comenzar la
siembra y plantación. Poco a poco, de manera escalonada, los alumnos de unas y
otras clases van llenando los bancales con las semillas y los plantones que nos
han de proporcionar una nueva cosecha al inicio del próximo curso.
Seguimos fieles al principio de rotación de cultivos, agrupando
las plantas por familias botánicas y trasladando a cada uno de estos grupos al
bancal contiguo al del año pasado, que es el que ahora les corresponde. Vamos
así compensando las diferentes necesidades en nutrientes, alternando cultivos
exigentes con otros más austeros, cultivos con distintos ritmos de crecimiento
y con distintas profundidades en el desarrollo de sus raíces. Esto nos debe
servir para mantener un adecuado equilibrio en los nutrientes del terreno y
reducir, además, el riesgo de plagas, al no repetir año tras año el cultivo de
cada especie en el mismo punto.
Hemos comprado algunas semillas y plantas en vivero, pero este año
estamos utilizando más que nunca, además de semillas, bulbos y tubérculos aportados
por colaboradores, las obtenidas de nuestros propios cultivos del curso pasado.
Con ellas hemos preparado los semilleros en las aulas. Algunas son de las
especies y variedades tradicionales que, donadas por la UCCL de Segovia,
llevamos cultivando desde que pusimos en marcha este huerto.
Ahora quedamos a la espera de ver crecer nuestras coliflores,
lombardas, repollos, brócoli, (de la familia de las crucíferas), guisantes,
garbanzos, varios tipos de judías y judiones (leguminosas), lechugas de
distintas variedades, girasoles (compuestas), pepinos, calabacines, calabaza
(cucurbitáceas), acelgas, (quenopodiáceas), ajos, cebollas, (liliáceas),
zanahorias, perejil (umbelíferas), diversas variedades de tomates, pimientos,
guindillas, berenjenas, patatas (solanáceas), y también algo de albahaca,
orégano y, como novedad y curiosidad, azafrán, que esperamos ver florecido en
otoño.
Nos queda, como veis, un huerto con gran diversidad: cerca de
cuarenta especies y variedades diferentes. No se trata de alcanzar una gran
producción, pues hay que tener presente que este es un huerto educativo. Pero
lo que sí nos parece importante es que los alumnos aprendan sobre plantas que
nos sirven de alimento y los cuidados que necesitan, sobre los procesos y las
relaciones que se dan en el huerto y en la naturaleza y que el huerto nos
ayude, en definitiva, a mantenernos en contacto con nuestro entorno y a valorar
los recursos naturales que, querámoslo o no, son los que sustentan nuestro modo
de vida.